LAS
COSAS NO CAMBIAN, CAMBIAMOS
NOSOTROS
(Henry David Thoreau)
Discurso pronunciado por el Coach José Luis Montemayor, Mención Honorifica de la
X Generación de la Certificación en Coaching Ontológico y Habilidades Conversacionales.
Mi querida Adriana de la Fuente,
Mi estimado Rolando Mera,
Apreciable Fernando Lobato,
Compañeros de la Décima Generación de
Certificación en Coaching
Familiares de los nuevos Coaches,
Amigos todos,
Quiero comenzar mi participación
agradeciendo a nombre de todos mis compañeros a Adriana de la Fuente, a Rolando
Mera y a Fernando Lobato su conocimiento, experiencia y calidez humana para
guiar a la Décima Generación en este proceso de Certificación. Su cordialidad y
profesionalismo sin duda han dejado huella.
De igual
manera quiero agradecer a mis compañeros directivos del Copan la amabilidad en
facilitar sus instalaciones para realizar las distintas actividades de esta
certificación. Gracias por hacernos sentir siempre como en nuestra casa.
Finalmente y no por ello es menos
importante, quiero darle las gracias a cada uno de mis compañeros de esta
Décima Generación por su amistad y compañerismo durante todo este tiempo y, en
especial porque al tratar de elaborar las palabras que en estos momentos
pronuncio, solicité que cada uno me diera alguna idea y sin vacilación
generosamente respondieron a la brevedad. Créanme que sin sus ideas esto no sería igual.
Abro un breve paréntesis, aunque cada uno
lo ha hecho en lo particular, quiero darle a Mine Zamora, a nombre de todo el
grupo, nuestras más sinceras condolencias por el sensible fallecimiento de su
mamá.
De igual manera, Esther Sánchez Coyote y
Claudia Cruz me pidieron que les enviara un saludo, ya que por motivos de
trabajo les fue imposible estar con nosotros. Cierro el paréntesis.
Que privilegio poder dirigirme a todos en
esta ocasión, hoy que la Décima
Generación termina una etapa de preparación para enrolarse formalmente
en una actividad más dinámica y profesional en apoyo de quien quiere cambiar su
vida.
Debo decir que esta generación está
compuesta por un grupo heterogéneo, conformado por gente muy valiosa, con diferentes personalidades,
con disciplinas profesionales muy variadas, con grandes competencias, pero al
final, todos enfocados hacia un mismo objetivo que es encontrar la profundidad
del ser.
Por la diversidad de pensamientos y
enfoques, nuestras reuniones lejos de terminar en una polarización de
opiniones, concluían siempre enriqueciendo el análisis de los temas.
Las dinámicas que realizamos, algunas de
introspección y otras de interrelación física, ayudaron a reflexionar y vivir
la experiencia del autoconocimiento de una manera que pareciera sencilla y
ligera, pero que a la vez fue sumamente profunda. Por lo que el descubrimiento
final en cada evento fue que es necesario seguir progresando en el conocimiento
intelectual y personal.
Hace más de un año que esta generación
comenzó a prepararse y a practicar en el campo del conocimiento y desarrollo de
la persona, sin duda un recorrido pesado porque a la actividad cotidiana de
cada uno fue necesario destinar tiempo a la lectura y análisis teórico, así
como a la práctica con diferentes coacheés.
Nadie podrá decir que restarle tiempo al
descanso o a los seres queridos fue fácil, pero sin duda hoy vemos que ese
tiempo fue bien invertido. Les agradecemos a nuestras familias por apoyarnos en
estas actividades, deseo de corazón que esos esfuerzos se vean reflejados en una
mejor convivencia diaria con ustedes.
Lo que es una realidad es que ninguno de
los que hoy terminamos esta certificación somos los mismos que al inicio.
Puedo asegurar que al principio de la
certificación cada uno tenía una expectativa diferente y es más, algunos,
incluyendo al de la voz, ni siquiera sabíamos a ciencia cierta qué hacíamos
aquí y mucho menos a dónde llegaríamos.
Por ello, este proceso de certificación me
gustaría comentarlo en dos vertientes, por una parte la interna y personal y, por
otra, la externa o la de trabajo con los coachées.
En la interna, el estudio, el análisis de
los temas y la práctica con las personas nos fueron mostrando que para
profundizar en la vida del coacheé, debíamos trabajar primero en
nosotros mismos, en revisar nuestras propias vidas.
Cada uno de los que hoy nos certificamos
hemos experimentado una transformación que nos ha enfrentado a nuestro propio
yo, hasta generar un proceso de superación.
Todos hemos desafiado reminiscencias de
nuestro pasado o retos de nuestro presente para tratar de superarlos, para dar
un paso hacia la transformación de nuestra visión y más importante, de nuestra
persona.
Sería muy aventurado decir que hoy ya
somos mejores personas, como si fuera un producto terminado, pero algo sí es
seguro, que todos estamos en ese proceso de mejora continua.
Los cambios en cada uno de nosotros han
comenzado y eso ha traído como consecuencia que cuando damos coaching podemos
ofrecerle al coacheé una visión distinta y más comprensiva de la naturaleza
humana, que le abre un camino de esperanza para sentirse mejor o para tener una
vida menos angustiada.
En teoría comenzamos estudiando y
practicando el coaching como una alternativa para ayudar a los demás, pero
finalmente terminamos ayudándonos a nosotros mismos.
Desde el enfoque de la vertiente externa podemos decir que con el
coaching no cambiamos el pasado de las personas, pero quizá sí podemos
ofrecerles una expectativa diferente para tener un mejor futuro.
Al principio, darnos coaching entre
nosotros como generación fue una gran experiencia que terminó formando lazos
más estrechos de amistad y el reconocimiento de la capacidad del otro.
Cuando el coacheé fue alguien ajeno a este
grupo las cosas cambiaron y el reto aumentó, la responsabilidad fue única y
exclusiva del coach y fue allí donde nos dimos cuenta que se requiere mucho
conocimiento técnico, habilidades y sobre todo una gran empatía con el coacheé
para descubrir su verdadero punto a tratar, su quiebre. En ese momento es
cuando la riqueza personal de cada quien debió salir en beneficio del coacheé.
En este contexto, no puedo dejar de
mencionar que como parte de la certificación, fuimos convocados por Adriana a
participar en distintos seminarios sobre liderazgo, con estudiantes de
preparatoria de escuelas públicas del Estado de Guanajuato.
Los que tuvimos la oportunidad de asistir
vivimos una experiencia sumamente profunda y enriquecedora, donde el coaching
grupal y personal se convirtió en una alternativa de vida para muchos de esos
muchachos y para nosotros en una gran oportunidad de servir a los demás.
En esos seminarios fue impactante ver
distintos casos, por ejemplo a las personas que han intentado suicidarse una o
más veces porque su grupo cercano no los acepta o porque no encuentran sentido
a su existencia.
A la persona que sufre violencia
intrafamiliar y no la denuncia porque tiene la firme esperanza que su agresor
algún día cambiará, aunque de antemano sabe que no pasará.
A los jóvenes que por diferentes motivos son
rechazados por sus familiares o fueron abandonados y viven solos a su temprana
edad.
Al joven que es drogadicto y cuyos efectos
se notan en su físico y en su mente, pero que no quiere hacer algo por cambiar
porque así se siente bien.
A los chicos y chicas que no conocen el
cariño, el afecto y el amor de alguien, y que por lo mismo no saben lo más
básico que es dar o recibir un abrazo.
O a aquél que desde hace años dice que no
llora porque lo hace más débil ante los demás, pero su sentimiento corroe su
espíritu día tras día.
O aquél que ha sufrido la pérdida de un
ser querido y no lo puede superar.
Todos estos y otros muchos casos que hemos
tratado, se dan a diario y el coaching se convierte en una herramienta útil y
nosotros en un instrumento para influir positivamente en su vida.
Lo extraño es que muchas veces quien
necesita ayuda no sabe que la necesita porque se ha acostumbrado a vivir con su
problema, hasta que por alguna razón se hace consciente que el dolor o el
sufrimiento puede ser tratado.
Lo dicho anteriormente nos deja algunas
enseñanzas:
1. Que
el coaching es una herramienta que activa al individuo para encontrar sus
propias formas de resolver sus problemas y las acciones para que los resuelva.
Lo importante de esta disciplina
es que no es una mecánica invasiva, sino que invita a la interiorización de la
persona que está enfrente, pero con un profundo respeto.
2. Que
hemos entendido que hay distintas percepciones para un mismo hecho y que eso
hace una gran diferencia entre el avance o el estancamiento de la vida de las
personas. Algo que para alguien es trivial para otro es lo más significativo de
su vida y eso determina su futuro.
3. Que
la vida es un aprendizaje constante y la certificación nos abrió una ventana a nuestro
conocimiento personal.
4. Que
esta certificación nos ha permitido descubrir que el uso del lenguaje tiene
efectos determinantes en nuestras vidas y que su uso correcto y adecuado marca
diferencias importantes en nuestro ámbito personal y laboral.
5. Que
el coaching siempre trata sobre la vida de cada uno y el amor comienza en auto
descubrir la felicidad y la disciplina en ella.
6. Que
con el coaching se tiene una gran influencia con las personas, ya que es una
actividad muy aterrizada que hace que cada uno analice su vida y descubra
alternativas de solución.
7. Que
como Coach es necesario seguir preparándose y trabajar con nosotros mismos, ya
que la vida nos lleva por caminos diversos e inesperados donde seguramente
siempre hay algo que aprender y mejorar porque al final, para servir al otro
tenemos que estar bien nosotros mismos.
8. Cuando
los triunfos se comparten se multiplican, por ello terminar esta certificación
nos obliga a estar atentos a los demás.
Todas
estas son grandes enseñanzas y solo quisiera agregar rápidamente lo siguiente:
Hemos
avanzado mucho, pero evitemos la tentación de sentirnos superiores ante el
coacheé al tratar de ayudarlo, recordemos que lo que el otro requiere es apoyo,
solidaridad y empatía.
Nuestra labor es ayudarle al coacheé a
descubrir por sí mismo una visión alternativa a su circunstancia de vida para
que pueda evolucionar.
Estoy
seguro que cada uno de los nuevos Coaches, ha sido impactado con las
experiencias de otras personas y eso nos ha hecho más sensibles y estar alertas
para atender mejor a nuestros semejantes. Por ello los invito a seguir en el
camino de la preparación.
Con la
certificación he descubierto que ésta es una excelente manera de ser útil en la
vida, que ésta es la oportunidad de utilizar nuestros talentos en beneficio de
los demás, que dar coaching no sólo ayuda al que lo recibe, sino a nosotros
mismos que buscamos ser mejores.
En
resumen, el coaching es un camino que la vida nos ha abierto para ser
instrumentos de orientación y superación de las personas.
Por ello
es necesario que pensemos diferente para abrir nuevos caminos.
A
propósito de esto, cito palabras de mi hijo Mauricio, aquí presente, tomadas de
su discurso de graduación en la universidad el año pasado:
“A partir de este momento y en el final de una etapa que definitivamente
marcó nuestras vidas, les propongo no tener miedo de pensar diferente, de tener
una actitud positiva y mentalidad distinta a la que estamos acostumbrados,
porque no estamos en este mundo para sobrevivir, sino para marcar la diferencia
y aportar un poco a esta sociedad”, fin de la cita.
Queridos
compañeros, distinguida audiencia, ha sido un honor para mí dirigirme a ustedes
en esta ceremonia, pero más formar parte de esta Décima Generación.
Amigos,
les deseo mucho éxito en su actividad como Coaches y brindo por ustedes, porque
cada uno logre llegar hasta donde se lo proponga y porque la vida les
recompense el beneficio que le puedan dar a los demás.
Hasta
siempre, ¡Salud!