miércoles, 13 de noviembre de 2013

La capacidad de imaginar ha quedado abolida.

Leer/ Diálogo.

Yamil Darwich.

Uno de los placeres de la vida es leer; encontrarse con personajes fascinantes en las novelas, vivir las aventuras de cuentos y, porqué no, estimularse con el romanticismo de la poesía y hasta imaginar situaciones divertidas o eróticas. Desgraciadamente ese alimento cada día se come menos.

Al lector se le ha reconocido como poseedor de una cultura general, muchas veces por encima del promedio general; antiguamente, eran personas que tenían el reconocimiento del saber del conocimiento y, muchos de ellos, lo compartían dando información, enseñando y regalando placer a quienes les escuchaban, regodeándose ellos mismos del conocimiento alimentando al espíritu, caso del Dr. Pedro Cárdenas.

Ni que decir del profesionista que debe leer permanentemente, si acaso quiere mantenerse actualizado.

Hoy día, se acepta que la lectura aporta otros beneficios, incluso de salud preventiva.

Aquellos que acostumbran leer, hacen lo que algunos neurofisiólogos llaman "gimnasia mental", fortaleciendo su cerebro y protegiéndolo contra enfermedades por deterioro como la demencia senil o el Alzhaimer.

El gobierno mexicano hace pequeños esfuerzos para que leamos, desgraciadamente no son suficientes y adecuados; en el último de los casos, presentan la lectura como algo desagradable, obligatorio o simplemente aburrido.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), afirma que la lectura es "un medio esencial para dominar las demás materias"; "es la piedra angular de todo proceso de aprendizaje". Escrito de otra manera: leer desarrolla las facultades del pensamiento, consecuentemente aporta ideas y soluciones para la vida cotidiana.

Preocupantemente, en México, los amantes de la lectura están desapareciendo; según estadísticas aportadas por autoridades, en los últimos siete años los lectores han disminuido en un 10 por ciento y al parecer la baja es continua.

El ex subsecretario de educación, Lorenzo Gómez Morín, ahora presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, ha declarado que según la última Encuesta Nacional de Lectura, que "los mexicanos leen muy por debajo del nivel educativo que presumimos y menor al de otros países". Otra desventaja para la competitividad internacional.

Según algunos investigadores sobre el tema, leer aporta elementos para la inteligencia y el conocimiento al darles, a quienes lo practican, más altos niveles de los procesos de la comprensión; la consecuencia se mide en aprovechamiento académico, mejores
herramientas para la futura vida laboral y, secundariamente, mejores calificaciones.

El Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes, ha aplicado una prueba para evaluar la lectura, que ha aportado datos interesantes y a la vez preocupantes: ha mostrado que los jóvenes, a nivel mundial, entre los 15 y 16 años leen muy poco; que el 40 por ciento de los estudiantes están catalogados como nulos o pobres lectores; los niños no saben leer y sus capacidades de comprensión son limitadas.

A la pregunta: ¿porqué no lees?, respondieron: el grupo de entre 12 y 52 años, por falta de tiempo; no me gusta, declararon los mayores de 46 años; me resulta difícil, contestaron los entrevistados de 18 a 24 años.

Un dato interesante: los que menos leen son los recién titulados o pasantes universitarios, quizá por la falta de necesidad de hacerlo para preparar clases, dato revelador y preocupante ya que ellos deberán aplicar el conocimiento para resolver problemas de productividad profesional.

Un factor agregado al fenómeno del decremento de lectores es, sin duda, la presencia de La Internet, con sus redes sociales y bancos de datos. Los estudiantes del presente, encuentran en ella mucha información útil para hacer trabajos, aunque en ocasiones inexacta; incluso pueden visitar sitios que les ofrecen las tareas hechas.

Esta nueva herramienta informativa va desplazando a la televisión, aunque muchos de los encuestados -el 40 por ciento- la observan en tiempo real o archivos a través de sus computadoras.

El problema está en la falta del adecuado proceso de aprendizaje, cuándo los internautas reciben la información digerida y directa, evitándoles el ejercicio completo de la mente; impiden la "implicación intelectual", diría la Dra. Teresa Díaz Aguilera, funcionaria de la UAL.

La pregunta que no se ha respondido es sobre el efecto que puede producir en los procesos cerebrales, su mantenimiento en condiciones de función óptima y la prevención del deterioro cerebral, una de las principales amenazas para la vida en la vejez.

Le propongo un experimento: lea a algunos menores la descripción de un paisaje, alguna disposición de los muebles del hogar o la apariencia de algún personaje.

Sorpréndase de la descripción que le hagan de las imágenes creadas por su cerebro; luego proyécteles un video o muéstreles una fotografía y descubra la uniformidad de respuestas. La capacidad de imaginar ha quedado abolida.

Le invito a que retome el placer de la lectura, sobre el género o tema que a usted le agrade. Por favor motive a sus familiares y amigos a hacerlo. ¿Acepta? ydarwich@ual.mx


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